martes, 22 de mayo de 2012

España en la encrucijada

Festín de buitres            Fuente: http://elsetaproducciones.blogspot.com.ar/
Mientras el monarca Juan Carlos de Borbón, impuesto a sangre y fuego por el dictador Franco, mataba elefantes en Botsuana (a precio de 30 mil euros por paquidermo), el gobierno presidido por Rajoy daba una estocada más a la ya herida sociedad española. El anuncio de la aprobación de un paquete de medidas para paliar la crisis (entiéndase complacer a sus jefes de la Unión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) supone en palabras del títere Rajoy apenas “el kilómetro cero de la senda reformista”. Senda reformista que hasta la fecha prevé reducir del Presupuesto General del Estado unos 37 mil millones de euros, con lo que se pretende lograr una disminución del  déficit público del 8.5 del año pasado, al 5.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y de esta forma satisfacer la voracidad capitalista del sistema, o al menos calmarlo.


El rigor de un ajuste...

Con el pretexto de “la mejora de la competitividad y la flexibilidad de la economía española”, Rajoy, manos de tijeras, está echando mano a cuanto espacio queda todavía por rascar.
La sanidad, educación, protección social, investigación, desarrollo e innovación, cultura… verán recortadas sus arcas afectando, como siempre, a los más pobres. La educación que permitió en las últimas décadas el acceso a los hijos de trabajadores y a las capas más humildes será el hermoso sueño de un pasado que se recordará con cierta nostalgia. Aunque en la última década venía muy cuestionada por su masificación, estandarización y acercamiento a los dictados de Europa, quien desee estudiar en los años venideros deberá hacer frente con dinero de su bolsillo a la subida de las tasas universitarias. Otra apuñalada más a la clase trabajadora desbordada de indignación.

El sistema sanitario, que gozaba de una salud medianamente normal, empieza a resfriarse por el desabrigo de unos 7 mil millones de euros, al tiempo que ya se están dando los pasos para que sea el privilegio de quien pueda pagarlo. La introducción del copago encubre lo que en realidad es: el inicio de la privatización del sistema sanitario. Los más afectados, sin duda, serán los pensionistas que antes no abonaban nada, mientras que ahora deberán pagar un 10 por ciento por los tratamientos; entre tanto,  las farmacéuticas ya empiezan a frotarse las manos. La salud de los viejos, y más si son pobres, es algo prescindible para los buitres que gobiernan España y Europa. El FMI dice que en España hay un “riesgo de longevidad” lo que se traduce en que los viejos viven mucho y por lo tanto recomienda al gobierno español bajar las pensiones y elevar la edad de jubilación. 

Hace algún tiempo que los mercaderes de la vida venían poniendo el ojo en dos de los sectores que todavía no habían sido privatizados del todo. Son una mina de oro que todavía queda por explotar. Los políticos cómplices y socios con el saqueo de los bienes públicos, ayudados por la prensa meretriz, venían  preparando el terreno de la opinión pública con acepciones como la “insostenibilidad” del sistema sanitario y educativo, la “racionalización” de los gastos y otros eufemismos que en el fondo lo único que buscaban es la privatización de estos sectores. Con esta estocada final a dos de los pilares en lo que se basa el supuesto estado de bienestar, se termina de disolver el oasis en el que vive la sociedad española  y por el cual fue anestesiada, dejando de lado la verdadera lucha por la conquista de sus derechos.  


... Que no tiene fin

Sin embargo, nada parece saciar el hambre de los voraces mercados financieros. Ni los recortes ya aprobados con toda la jactancia del caudillo Rajoy, no hay que olvidar que su partido es heredero de la dictadura fascista, ni las reformas con las que se planea hacer caja con las medidas más gansteriles. La amnistía fiscal que pretende regularizar el dinero negro, confidencialidad garantizada, supone la posibilidad de blanquear capitales de unos 25 mil millones de euros provenientes principalmente de paraísos fiscales, donde bajo el paraguas del secreto bancario, se esconde dinero de narcotraficantes, traficantes de armas y la más variada calaña de malhechores de guante blanco. A la vez que el gobierno perdona a los ladrones al por mayor, sube impuestos que afectan a la mayoría de la clase trabajadora y sobre todo a los desempleados, suspende un año la incorporación de nuevos beneficiarios de la Ley de Dependencia, cercena las ayudas al alquiler a jóvenes y prorroga la congelación del sueldo a los funcionarios, que además deberán trabajar más horas.

Las molestias económicas empiezan a trascender a sectores de la sociedad que hasta ahora eran inmunes a la crisis económica. Ya no es extraño mirar gente que en otro tiempo gozaba de cierta estabilidad económica haciendo largas colas en los comedores populares. Tampoco es extraño observar a honestas amas de casa “llevarse” a escondidas comida de los supermercados para llenar con algo la olla de sus hogares, un fenómeno que se conoce como el “hurto famélico”.  Y se ha vuelto casi parte del paisaje urbano, observar interminables filas de parados en las oficinas de empleo. Para el 2013 más de una cuarta parte de la población activa estará en paro según las estadísticas más optimistas. Atrás quedó el dicho de que cada niño viene con un pan bajo el brazo, ahora lo más acertado es decir que cada nuevo niño viene con una deuda de más de 11 mil euros de deuda pública.  

A la falta de inversión pública, del descenso del consumo interno, la decreciente economía se le suma ahora el problema de YPF. En un auténtico discurso colonial, una mezcla ultramontana de patriotismo de frontera y nacionalismo exacerbado, el gobierno salió a defender los intereses de la patria. Claro que para este el concepto de patria se reduce a una minoría dueña de las mayores empresas que cotizan en bolsa y visten ropa Yves Saint Laurent. Mientras, las empresas nacionales o extranjeras en suelo patrio pueden despedir rápido y barato a los trabajadores gracias a la reforma laboral aprobada. Tal como pasa en Grecia y en otros países hundidos por el capital, los suicidios han aumentado de forma vertiginosa. Una subida de un 40 por ciento en relación al año 2010, año en el que todavía no habían recortado de forma tan brutal el gasto público. 


Dejando la casa

Vivir en España es una quimera. En el país que tiene más de 3 millones de casas vacías se suceden unos 200 desahucios diarios de familias enteras y se calcula que hay un total de 30 mil familias desahuciadas. Además de perder la propiedad, los miles de afectados quedan con una deuda enorme, ya que el banco infra valoriza su precio. Ni que hablar de los jóvenes que sueñan con independizarse. Al contrario, con los alquileres por las nubes, son cada vez más frecuentes los casos de jóvenes que regresan a casa de sus padres prolongando su adolescencia hasta los 40 años. Otro de los casos más llamativos, y que de alguna forma es la justa revancha contra la sociedad capitalista, es el retorno de ancianos a casa de sus hijos o nietos. Los abuelos, que antes estorbaban en las aspiraciones de la clase media y eran arrinconados en asilos, ahora son devueltos por sus familiares con el fin de percibir su pensión y solventar los gastos familiares. 

Frente a este panorama desolador, no han sido pocos los españoles que emprendieron el vuelo hacia otros países, como tiempo atrás lo hiciera sus abuelos en tiempos de la tenebrosa dictadura. Con un paro que afecta a un 50 por ciento de los jóvenes, cerca de cien mil llegaron a Brasil en los últimos 3 años y otros cientos de miles optan por un destino más cercano como Alemania, Francia o Reino Unido. Aunque, en su mayoría, los que emigran sueñan con encontrar salidas laborales a sus profesiones y alcanzar un nivel de vida mejor. Los que si no tienen opciones son los inmigrantes latinos que regresan a sus países con los sueños rotos, las vidas desgastadas y los bolsillos vacíos. En un país donde el racismo es una cuestión institucional, si no hay trabajo para los propios españoles, menos lo hay para la gente de piel oscura. La crisis golpea a todos por igual dice la propaganda oficial pero las ganancias de las grandes empresas del país contradicen esa afirmación.


La voz de los indignados

El cansancio generalizado de la sociedad, que pasó de la indignación del año pasado a la explosión de la rabia a día de hoy, se traduce con manifestaciones diarias y multitudinarias en las calles de todo el estado. La contundente huelga general de finales de marzo fue una clarísima señal de los tiempos que están por venir. Una huelga que a todas luces hizo temblar a la patronal, pese a sus ataques a los trabajadores, sus amenazas de despido y los más de doscientos detenidos. En algunas ciudades del País Vasco y Cataluña se vivieron auténticas batallas urbanas, con cientos de contenedores quemados y algunas barricadas duramente reprimidas. La huelga desbordó incluso a los tímidos sindicatos mayoritarios que, como es habitual en su lamentable recorrido hacen llamamientos al entendimiento, el diálogo y la negociación con el Gobierno intentando encontrar un liviano acuerdo. 

El hartazgo contra la podrida clase política también se extiende a instituciones que gracias a la propaganda de los medios y el servilismo bochornoso de los sectores progresistas gozaban todavía de cierta impunidad. La Corona se ha visto duramente tambaleada por la corrupción del yerno del rey, la implicación de su hija y hasta la aparición de su propio nombre vinculado en un caso de trato de favores. La sociedad, sobre todo los jóvenes miran con mala cara a la obsoleta institución. La conmemoración anual de la II República, celebrada el 14 de Abril, en la cual hasta hace algunos años atrás solo participaban los pequeños partidos y organizaciones de izquierda, este año tuvo una masiva participación, sobre todo por la articulación de los llamados indignados con el movimiento republicano. Parece que ni los perdones “reales” pueden contener el avance de la III República. 

Los indignados que el año pasado desbordaron las plazas del estado español, pese a la espontaneidad y todos los límites que supone la irrupción de estos fenómenos de masas, empiezan a trascender más allá de la toma de conciencia previa a todo proceso revolucionario. Las asambleas vecinales, las distintas comisiones organizativas y otras formas de organización van preparando el camino para futuras acciones de gran calado social. Más allá de las distintas posiciones ideológicas de izquierda, lo que está claro es que cada vez son más numerosos los críticos que abogan por la ruptura total con el capitalismo y la construcción de una nueva sociedad. Puede ser la transformación de un grupo más curtido en la militancia lo que llevó a la compañía estadounidense de espionaje Stratfor, conocida como la CIA en la sombra, a vigilar a los líderes de las protestas, según los cables de Wikileaks.

Es más que evidente que la respuesta ante la dictadura financiera internacional y el brutal ajuste estructural del gobierno, será la radicalización de la protesta ciudadana y porqué no, la insurrección. El gobierno ya prevé esos supuestos, por lo que no ha tardado en anunciar la aprobación de una ley que modifique el código penal y considere la resistencia pacífica como un delito de “atentado a la autoridad”. Es otra señal clara de los tiempos que vienen: la persecución y la criminalización de la protesta y la resistencia popular. También será considerado delito de integración en organización criminal alterar "gravemente el orden público" y “concertar concentraciones violentas por cualquier medio de comunicación como Internet y las redes sociales”. Con estas leyes el gobierno pretende blindarse de forma legal y “normalizar” la represión que se viene.


En vísperas de grandes batallas

El totalitarismo con el que Rajoy gobierna se debe a la derrota inevitable sufrida por una desgastada socialdemocracia que juega del mismo lado que la derecha. Y mientras los partidos minoritarios de izquierdas sufren laberínticas peleas internas, buena parte de la sociedad considera que la vía electoral es un instrumento arcaico de la democracia burguesa. Sobre todo los jóvenes que ya no creen ni en las instituciones ni en todo lo que huela al tradicional constitucionalismo. Aun así, el gobierno prefiere no abandonar ni un solo flanco en esta auténtica guerra contra la población. Como para neutralizar más a la oposición planea una reforma del Código Penal para imputar penalmente a asociaciones, partidos y sindicatos que convoquen manifestaciones si alguno de sus afiliados participa en revueltas y causa daños relevantes. Ni protestas pacíficas ni violentas. La prohibición de toda muestra de repudio al régimen está amenazada en el país que se alababa de tener  una ejemplar libertad de expresión. 

Todos los posibles espacios de disidencia están siendo neutralizados. A los controles y vergonzosas censuras en los medios públicos de las comunidades autónomas, se suma el control en la Corporación de Radio Televisión Española (RTVE). El gobierno redujo de 12 a 9 las personas que forman parte del Consejo de Administración. Entre ellos se encontraban, casualmente, dos representantes sindicales. De los 9 representantes para el nuevo Consejo, 5 serán elegidos  en el Congreso y 4 en el Senado. El Partido Popular tiene la mayoría absoluta en las dos cámaras. De esta forma se echa por tierra el “consenso” alcanzado entre socialistas y populares por el cual se repartían la voz cantante. Si la programación ya era insoportable por el posicionamiento de los medios públicos controlados por el bipartidismo, con el control absoluto de RTVE, resultará vomitiva. No sería nada extraño que volvieran a introducir la censura previa y el llamado noticiero documental (NO- DO), donde el régimen franquista mostraba sus bondades a la población.

Son enormes las coincidencias entre este gobierno y el régimen dictatorial que asoló España; no es casualidad, que el partido popular descienda de los cuadros franquistas. Incluso algunos dirigentes políticos como Fraga Iribarne, Ministro de Turismo en la época de Franco y responsable del fusilamiento del dirigente Julián Grimau, se reciclaron con ese cuento de la Transición y siguieron su carrera política como si nada, muriendo de viejos y  sin pagar por ninguno de sus crímenes. Tampoco la Iglesia Católica, cuerpo moral de los principios fundamentales del Movimiento Falangista, ha pedido perdón por su complicidad con el régimen y mantiene todos los privilegios de los que gozaba en esa época. La Transición fue un excelente maquillaje del régimen que ahora vuelve a entrar en escena.
 
Y aunque la historia nunca se repite de la misma forma como reza el dicho, resulta algo más que una coincidencia que sea Grecia, la cuna de la civilización occidental, la primera en caer por las garras del imperialismo financiero –político. Tampoco hay que olvidar, que la Guerra Civil Española fue la primera contienda en la que el proletariado mundial hiciera frente al fascismo. Fueron españoles (y no americanos como dice la historia oficial) los primeros en luchar y derrotar a cuerpos fascistas en Francia, con el anhelo de que luego fueran correspondidos en la liberación de su patria. “Negras tormentas agitan los aires, nubes oscuras nos impiden ver…”, suena una canción de la guerra civil española que llama a defender el bien más preciado que es la libertad. La sociedad española, claramente amenazada por este saqueo sistemático y el secuestro de sus derechos, tiene tres alternativas para conseguir su verdadera liberación: luchar, luchar y luchar.


*Nota publicada en la revista bonaerense La Maza 

 

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