jueves, 19 de mayo de 2011

El infame arresto de un comunicador social y la famosa libertad de expresión en Colombia

El periodista colombiano Joaquín Pérez Becerra, miembro fundador de ANNCOL (Agencia de Noticias para la Nueva Colombia) exiliado en Suecia hace 25 años fue detenido el 23 de abril cuando viajaba a Venezuela y luego extraditado a Colombia por la INTERPOL. Según el gobierno de Santos es acusado de “concierto para delinquir, financiación de grupos terroristas y administración de bienes producto del terrorismo”. Es considerado por el estado colombiano como el embajador de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en Europa.

Sin embargo, la larga trayectoria del combativo editor, refleja un historial muy distinto de quienes lo acusan de terrorista. Fue concejal en la primera década del 90 por parte de la Unión Patriótica, partido político que surge tras el alto al fuego decretado en 1984 entre las FARC y el gobierno colombiano. El surgimiento de la UP, supuso grandes esperanzas para terminar con el conflicto en Colombia ya que brindaba la oportunidad a las FARC, el Partido Comunista de Colombia y otros sectores políticos y sociales de cambiar las armas por las urnas. Pero los resultados electorales suponían un grave revés para el bipartidismo tradicional, así como una amenaza a los intereses de la oligarquía colombiana. La maquinaria del terrorismo de estado entró en escena. Dos candidatos presidenciales, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y seis mil de sus militantes fueron asesinados por grupos paramilitares (entiéndase, grupos que actúan en absoluta connivencia con militares y políticos).

Joaquín Pérez Becerra fue un sobreviviente de ese genocidio político y recibió asilo político en Suecia después del secuestro y asesinato de su primera esposa por narco-paramilitares. Allá obtuvo la nacionalidad sueca y renunció a la colombiana. Fue uno de los promotores de la Asociación Jaime Pardo Leal (candidato presidencial de la UP también asesinado) y también fundó ANNCOL. Esta agencia de noticias alternativa fue creada en 1996 por periodistas latinoamericanos y europeos y sus metas son: “…informar sobre Colombia... ser un vocero de los sectores sin voz en Colombia sobre acciones de movimientos populares, sindicatos y comunidades avanzadas de los países latinoamericanos.... que combaten el neoliberalismo y la explotación de las personas”. Es el cuarto sitio web más leído en Colombia, según Eduardo Rothe y tiene más de 800.000 visitas diarias y una gran repercusión mundial. Pero quizás su pecado más grave es “…ser una ventana abierta, un útil de trabajo para develar los contenidos informativos del aparto de propaganda del régimen colombiano. Contrario a los muchos periodistas prepago, que han embargado su pluma, y que de manera cómplice callan y ocultan las verdaderas causas del conflicto colombiano, Anncol con un estilo propio, ha llamado las cosas por su nombre, y ha guardado una perspectiva histórica y dialéctica para entender el conflicto que vivimos”, dice en un comunicado.

Las pruebas por las que se acusa a Pérez Becerra son unos supuestos 700 correos aparecidos en el “milagroso” ordenador del guerrillero abatido Raúl Reyes que sobrevivió a un bombardeo ilegal donde apenas si hubo sobrevivientes. El “mágico” ordenador ya ha servido antes para realizar montajes judiciales contra otros opositores al régimen colombiano, como es el caso del periodista Freddy Muñoz que trabajó para Telesur en Colombia y fue acusado de pertenecer a un frente de las FARC y ser “experto en explosivos”, luego fue absuelto en la Primera Instancia y hoy se encuentra en el exilio. Si bien el periodista es de baja estatura, “su cabeza fue colocada, con técnicas cibernéticas, en el cuerpo de un guerrillero de casi dos metros, de gran contextura física”.

Cabe destacar que el DAS (Departamento Administrativo de Seguridad), está directamente subordinado al presidente de la República y actualmente está siendo investigado por las famosas “chuzadas” que no son más que persecuciones y escuchas ilegales a magistrados de la Corte Superior de Justicia, políticos de la oposición, sindicalistas, periodistas y todo tipo de opositores. Precisamente, la Fiscalía colombiana encontró en manos de un grupo del DAS, un dossier llamado “Operación Europa” con archivos de seguimiento a exiliados colombianos. La “Operación Europa” también tuvo como objetivo “neutralizar la influencia del sistema jurídico europeo, Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, Oficina de la Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, y gobiernos nacionales”. Para llevar a cabo esta operación se debía: “Desinformar a la población que se encuentra a favor de los detractores del gobierno. Generar división al interior de los movimientos de oposición. Impedir la materialización de escenarios convocados por la oposición. Neutralizar las acciones desestabilizadoras de las ONG en Colombia y en el mundo.” “Estrategias: desprestigio y sabotaje. Acción: alianza servicios de inteligencia extranjeros, comunicados y denuncias páginas web, guerra jurídica.” “Sabotaje: terrorismo, explosivo, incendiario, servicio público, tecnológico. Presión: amenazas y chantaje.” Según el léxico del gobierno colombiano todo opositor es terrorista. Por algo se llevaba tan bien con W. G. Bush.

Es más que seguro que Pérez Becerra fue espiado y perseguido por los servicios de inteligencia colombianos y por la embajada colombiana en Suecia que en tiempos de Uribe contaba como diplomático en dicha embajada con Ernesto Yamhure, quien fuera amigo y asesor político del jefe paramilitar Carlos Castaño, el terrible sanguinario que comandaba las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), grupo fascista con miles de muertos a sus espaldas. Con este panorama, resulta difícil creer en los argumentos de la detención del director de ANNCOL. Muchas fueron las irregularidades en la judicialización, detención y deportación de Pérez Becerra. Según un informe de la propia INTERPOL el computador “no podría configurar prueba penal alguna, pues se había roto la cadena de custodia, es decir, además de haber sido obtenido a partir de un acto ilegal de violación a la soberanía de otro estado, el computador estuvo más de cuatro horas en poder de los organismos de inteligencia Colombiana antes de pasar a manos de los cuerpos técnicos judiciales, para ser válido como prueba debió haber sido aislado y levantado de la escena por una unidad técnica judicial, pero este procedimiento era imposible en el caso de la ilegalidad y abuso que rodeo la incursión de las fuerzas militares colombianas en Ecuador”.

Otra de las irregularidades fue la deportación (no la extradición) de un ciudadano sueco – sin ciudadanía colombiana, ya que renunció a esta – a Colombia y que además goza del estatus de refugiado político. Según los periodistas Dick Emanuelsson y Hernando Calvo Ospina este hecho podría acarrear graves problemas diplomáticos y según otros analistas se estaría violando el Derecho Internacional Humanitario. Resulta curioso, como bien dice Ospina, que Pérez Becerra haya pasado por Suecia y Alemania y no haya sido detenido y si en Venezuela. ¿Estaba en la “lista roja” de INTERPOL o en la de Santos? Se lo acusa de terrorista simplemente por publicar comunicados de las FARC. ¿Acaso los editores del diario GARA también son terroristas por publicar los comunicados de ETA? Pérez Becerra defiende una salida política al conflicto colombiano, es decir, que hablen las palabras y no las balas. Así lo dijo ANNCOL en un comunicado: “el régimen nos ha honrado con el epíteto de ser la agencia oficial de las FARC-EP, señalamiento que nos enaltece, pero que no corresponde a la realidad”. Además consideran que “publicar comunicados oficiales de las FARC-EP es una contribución para entender las verdaderas causas del conflicto colombiano, las FARC-EP es un protagonista indiscutible de la historia presente del país y por eso, difundimos sus comunicados y lo seguiremos haciendo. Nadie desde la oficialidad ha dicho, que RCN, CARACOL, LA DOBLE w, EL TIEMPO, EL ESPECTADOR son órganos oficiales del paramilitarismo cuando des sus columnas y espacios monopolizadores posicionaron la idea, que el paramilitarismo era una respuesta natural al accionar insurgente. Estos medios ayudaron a legitimizar el paramilitarismo y nadie dijo nada y nunca los detuvieron por ello, contrario a eso, fueron condecorados por los batallones, desde donde se ordenó y se ordenan el genocidio contra el pueblo colombiano”

Pero más allá de problemas legales, la entrega de este combativo periodista, ha supuesto la crítica al gobierno de Chávez por parte de amplios sectores de la izquierda y del progresismo mundial, que ven este hecho como un acto de servilismo a la derecha colombiana con el propósito de mantener las ya “minadas” relaciones con su vecino país. Todavía está por ver cuál será la factura del gobierno de Chávez por este revés tan duro para la izquierda internacional. En todo caso, la repercusión de la detención ha suscitado una enorme solidaridad internacional y voces como el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel y una gran cantidad de intelectuales del mundo entero firmaron un comunicado – antes de la deportación –  pidiendo a Chávez que no entregara a Pérez Becerra a Colombia. Resulta incoherente para un gobierno que dice llamarse revolucionario la entrega de un periodista sueco, con estatus de refugiado político y que defiende la misma causa bolivariana a un estado acusado de graves violaciones de los derechos humanos que tiene en mazmorras a más de 7000 presos políticos (la mayoría de ellos sin hechos de sangre), cuyo ejército a asesinado a cientos de civiles para hacerlos pasar por guerrilleros (los llamados “falsos positivos”), que ha desplazado a más de cinco millones de campesinos afrodescendientes y mestizos de sus tierras, que deshabilitó a Piedad Córdoba (una de las mujeres más heroicas del continente americano) para ejercer cualquier cargo público por el hecho de pensar diferente y querer la paz, que ha asesinado a cerca de 3000 sindicalistas en los últimos 25 años (el año pasado fueron asesinados 53), que asesina a periodistas (150 en los últimos 20 años, sólo el año pasado fueron asesinados 3), que amedrenta a medios de comunicación alternativos como CONTRAVIA y manda al exilio a otros cuantos. Más allá de la legalidad, ¿resulta ético enviar a un comunicador social a un país que no reúne las mínimas condiciones de seguridad y donde su vida corre un gravísimo peligro simplemente porque un gobierno continuador de la llamada “seguridad democrática” se lo haya ordenado a Chávez?

Pérez Becerra y todo el apoyo internacional han sido silenciados por quienes más apoyó; es tal el descarado silencio de Telesur que resulta vergonzoso que se llame un medio revolucionario y un “proyecto latinoamericano alternativo al neoliberalismo”. En su primera entrevista desde prisión Becerra sostiene que esto es una vaina mediática. O sea, el objetivo de esta vaina es criminalizar los medios alternativos, cerrar una voz que está en contra del gobierno colombiano y obligar a la gente a que no hablen mal de un gobierno terrorista. Esa es la finalidad.”
Pero pese a silencios y a apelativos falsos, la verdad volverá a brillar por los senderos del combativo y real periodismo, aquel por el cuál muriera Rodolfo Walsh, quien en tiempos oscuros de la dictadura argentina también fuera llamado terrorista por el régimen; y sin embargo, hoy es una de las figuras más grandes, reconocidas y aplaudidas del periodismo comprometido y un referente para todo periodista que se precie. Algún día también se reconocerá tu labor Joaquín y más de uno tendrá que pedir perdón.