miércoles, 11 de abril de 2012

El cine resucita


Cuando estaba por São Paulo, el compa Rafael Pereira me invitó a la proyección del documental Serras da Desordem que contó con la presencia de su director, Andrea Tonacci. El documental cuenta la historia de un indio Awa Guajá que huye durante más de diez años por las regiones más remotas del Brasil, después de sobrevivir a una masacre perpetrada por fazendeiros que exterminaron su poblado. 

Carapirú (así se llama el protagonista) es encontrado por un antropólogo a dos mil kilómetros del lugar donde vivía y es llevado a Brasilia, donde los medios de comunicación se lo rifan como si de un mono de feria se tratase. El film traspasa la línea del documental clásico y con un lenguaje narrativo que mezcla realidad y ficción relata la odisea que pasa Carapirú hasta encontrarse nuevamente con los sobrevivientes de su comunidad, entre ellos, un hijo.

El documental empieza con una imagen idílica en donde la comunidad convive en armonía con la naturaleza: niños jugando en un río, vegetación abundante… Pero termina con la verdadera realidad a la que están empujados por el “progreso” y la “civilización” muchos pueblos originarios: niños barrigones piernitas de palo, perros raquíticos una y otra vez golpeados, hombres y mujeres con ropas viejas y gastadas. La miseria concentrada en reservas.

 El director cuenta que la primera escena fue la última en filmarse y tardó como dos semanas en rodarla. Le costó convencer a los indios de andar desnudos y otros detalles por el estilo. “Pero una vez vencida la timidez actuaban siendo ellos mismos. Se transformaban, era como si recuperasen algo que perdieron” dice. Comenta que resurgía una vitalidad y un sentimiento olvidado: volvían a ser libres, aunque sea, mientras durase la filmación.

2 comentarios:

Edgar Andrés dijo...

La civilización, el progreso se nos dice que es el futuro y el bienestar, ¿Pero de quién? Quizás de aquellos que hagan inversiones inmensas en hacer que miremos a otro lado, con métodos cada día mas creativos, eficaces y creando mas pobreza y división entre el pueblo para que su guion sea más llevadero, conde la mayoría seamos unos desgraciados y ellos tengan la perpetuidad del final feliz.
Es bueno que documentales de este tipo nos muestren la realidad, que no es solo de una comunidad si no, de la mayoría de personas, pero siempre sufren unos más que otros y no hace falta decir quién.

Fernando Chamorro dijo...

Es un documental muy interesante! Y lo interesante y lo que más me llamó la atención es cómo durante la filmación ellos volvieron a ser ellos. El cine les devolvió lo que perdieron. El bicho humano, parece, actúa según donde se encuentre, así que crear el contexto donde pueda vivir en paz con la naturaleza es el gran desafío.