A Gabi, que también busca
Ya no hay lugar posible a donde escapar. El poder con sus tentáculos invisibles ha penetrado hasta las partículas del alma. ¿A dónde huir compañeros de la aventura humana? ¿Dónde podremos refugiarnos de la lluvia de podredumbre que nos ahoga cada vez más? Si el mundo con sus fronteras absurdas es ya uno solo, pero moldeado a imagen y semejanza del poderoso capital. Si hasta en los países que se llaman ricos se expulsa a sus propios hijos, ¿qué esperar del trato que reciben los “intrusos” buscadores de sueños?
El poder busca solo a los elegidos para apuntalar más su sistema de expolio. Tanto es así que en Brasil, la llegada en los últimos años de 4 mil haitianos huidos de la ruina del país es considerada como una “ola de inmigración”. Mientras, en los últimos 3 años, 87 mil españoles “cualificados” huidos de la crisis fueron recibidos con la alfombra roja. El sistema, al igual que los dioses, condena a los pecadores de la pobreza y absuelve a los santos conquistadores de la riqueza.Y si bien