viernes, 22 de junio de 2012

El fantasma griego recorre Europa


“Grecia sale del euro, posiblemente el próximo mes”, manifestó sin medias tintas el premio Nobel de economía Paul Krugman. Como consecuencia se producirán "enormes retiradas de bancos españoles e italianos", puesto que los ahorradores tratarán de llevar su dinero a Alemania. Este hecho, provocaría que se establezcan "controles de facto" sobre las transferencias bancarias que impidan transferir fondos de un país a otro y limiten las retiradas en efectivo. Es decir, un “corralito”. La salida de Grecia de la Eurozona supondría el inicio de la desmembración de la actual Unión Europea y su sustitución por un conjunto de países satélites dentro de la órbita de la alianza franco-germana, debido a las exigencias del Banco Central Europeo de cumplir con el límite marcado para el déficit público del 3% para el 2013, un objetivo poco probable para países como Portugal, Italia, Grecia, España, Reino Unido e Irlanda, ya que superan con creces la frontera fijada por el BCE, (3%).

La UE en el precipicio
La brutalidad de los ajustes y la muy proclamada receta de austeridad impuesta por el gobierno alemán al resto de los países de la Unión Europea con el objetivo de salir del fango, no ha tenido
más que un efecto
contrario en la economía de los estados, que cargan los destrozos, como siempre , en las espaldas del pueblo. La crisis europea que nació como crisis de la periferia, ahora se está moviendo hacia los países centrales. La causa más profunda, según Costas Lapavitsas, economista marxista, es “la estructura del sistema monetario europeo que genera diferencias entre los países centrales y periféricos”. El colapso económico que es más evidente en los países periféricos y emergentes, previsiblemente acabará generando la desmembración de la actual Unión Europea y su sustitución por una constelación de países satélites dentro de la órbita de la alianza franco-alemana. A pesar de que en los últimos meses el Banco Central Europeo inyectó liquidez a los bancos por un billón de euros, esa inyección masiva de liquidez, estuvo lejos de convertirse en nuevos créditos que actúen como estímulo a la economía de la Eurozona logrando, sólo temporalmente contener un estallido pero de ningún modo actuar sobre las tendencias recesivas que se instalan con fuerza en Europa. Los violentos ajustes de corte neoliberal, aceleraron los elementos recesivos no sólo en los países más débiles sino en el conjunto de los miembros de la Eurozona que creció 0% durante el primer trimestre del año. La economía italiana se contrajo 0,8% registrando 3 trimestres consecutivos de crecimiento negativo del PBI, España se contrajo 0,3%, registrando 2 trimestres consecutivos de caída, Grecia se contrajo nuevamente 6,2%, Francia registró un crecimiento nulo y Alemania, con un insignificante crecimiento del 0,5%, representa la economía más “fuerte” de la zona. Este nulo crecimiento se puede percibir en que el desempleo alcanza índices altísimos y la recesión golpea a casi la mitad de la eurozona. La desocupación en Francia e Italia alcanza al 10 %; en Portugal, a más del 15 %; en España al 25 % y en Grecia al 22 %. Esta situación en la que predomina la recesión terminaría provocando por un lado fuertes crisis políticas como la que actualmente se desarrolla en Grecia y por el otro, condiciones de insolvencia bancaria como en España donde es muy probable un estallido financiero de consecuencias extremas. Una de las causas de la crisis económica fue  que durante los años de expansión del euro, España y Portugal acumularon deudas inmensas del sector privado. Un boom inmobiliario impulsó los préstamos hipotecarios, que a su vez elevaron el aumento de los precios; hasta que hubo un momento en que más del 20 por ciento de la fuerza de trabajo española estaba empleada en la construcción. Miles de familias cayeron en la trampa de una las estafas mejor planificadas por el entramado político – financiero español y se endeudaron en hipotecas muy por encima del valor real de las propiedades. La deuda privada se disparó. Cuando llegó la quiebra, las deudas se volvieron impagables. Los bancos españoles amenazan con desmoronarse, el cuarto más importante, Bankia, ha sido nacionalizado silenciosamente y de forma vergonzosa por el gobierno el mes pasado. Mientras tanto, Italia está aquejada de un crecimiento bajo permanente y una deuda pública de 1,3 billones de euros. También ha caído en la trampa.

España en caída libre
Como casi siempre, la lógica perversa del capitalismo consiste en privatizar las ganancias y nacionalizar las pérdidas. Bankia, el banco que cuenta con una cartera inmobiliaria de productos tóxicos, cuyas casas, departamentos y promociones, figuran en la contabilidad sobrevaluados en muchos casos en el 50 % ordenó al siempre dispuesto gobierno español un inmediato rescate. Para “salvar” a Bankia el estado invirtió (por no decir, regaló) vía el FROB (Fondo de restructuración ordenada bancaria) 12000 millones de euros, aunque al parecer no es suficiente y el nuevo presidente de Bankia pidió un rescate de 20.000 millones de euros, el doble de todo el recorte en sanidad y educación. La cantidad total del “rescate” supone más de la mitad del ajuste previsto en los Presupuestos Generales del Estado de 2012. Los bestiales recortes que analizamos en el número anterior de LA MAZA, que afectan también a la protección social, investigación, desarrollo e innovación y cultura, no afectarán gravemente al presupuesto destinado para defensa. La deuda que acumula el Ministerio de Defensa por la inversión en nuevos aviones de combate, submarinos nucleares, fragatas y tanques ultramodernos por valor de 30 000 millones de euros es equivalente a la suma de los recortes impuestos por el Gobierno para rebajar el déficit público. Como siempre, existen prioridades para la malvada élite que gobierna España. A pesar de que el gobierno español negó que esté condenada a la intervención y el rescate por el Banco Central Europeo para poder salvar sus bancos, el presidente Rajoy pidió a las autoridades comunitarias europeas que den un apoyo más explícito a su política de recortes a fin de calmar a los mercados y a las agencias de calificación de riesgo, que desconfían cada vez más en el futuro de la economía española. Sin embargo y aun con la medida aprobada para “salvar” a Bankia creció la desconfianza en el sector bancario que lideró la caída de la Bolsa y no logró frenar la fuga de capitales, cuestión que llevó al ministro de economía a solicitar al Banco Central Europeo (BCE) un mayor respaldo en la compra de deuda española. Entre tanto la nacionalización de Bankia provocó que sus clientes retiraran en pocos días más de mil millones de euros. Krugman, el nobel de economía, señaló que no sería nada extraño que en breve se produzca una suerte de corralito en España. La desesperación de la golpeada población española, ha hecho resurgir (si alguna vez estuvo callada) la voz de los indignados con muchísima fuerza. La multitudinaria celebración del primer aniversario de los indignados el 15 M en todo el estado español es una muestra palpable de este hartazgo por la mano dura de las políticas antipopulares. La resistencia al gobierno, que en caso de elecciones generales perdería, se manifiesta con multitudinarias asambleas y comisiones que pasaron del debate a la acción. La plataforma de afectados por la hipoteca es un caso emblemático. Desde que se desató la crisis que afecta a miles de familias amenazadas por el desahucio, la plataforma ha frenado decenas de desalojos. Cada vez plantean más propuestas como la de crear un parque auto gestionado de viviendas, empezando por un censo de pisos vacíos cuya propiedad se investigue y, tras estudiar el caso, liberarlos para ponerlos “a disposición del pueblo”. El espíritu cada vez más crítico y solidario de los españoles se ve reflejado en distintas acciones sociales, a veces espontáneas, como la resistencia a los vergonzosos y racistas controles policiales. El pueblo español, cada vez más consciente de quienes son los enemigos se está preparando para grandes batallas.

Grecia o “Grexit
El término “Grexit”, una combinación de Grecia con exit, salida en inglés, se acuñó para señalar la salida de Grecia de la eurozona.  La economía griega se contrajo un 16 por ciento en cinco años, mientras que el desempleo se ha disparado. Y la carga de la deuda, lejos de contraerse, se hincha, habiendo pasado de ser del 130 por ciento del PIB a finales de 2009 a en torno al 160 por ciento a día de hoy. Los fondos de rescate, que ahora ascienden a 240.000 millones de euros destinados a permitir que el Estado griego cumpla con las demandas de sus acreedores suponen brutales recortes sociales que arrancan cada vez mayores sacrificios del pueblo griego. La aprobación de las reformas estructurales y fiscales para modernizar la Administración pública y la sanidad, mejorar el mercado laboral y adaptar la presión fiscal  a las circunstancias (rebajar el IVA situado en la actualidad en el 23%,) son principios genéricos que se traducirán en subidas de impuestos, reducción de funcionarios, supresión de organismos públicos, recortes salariales y flexibilidad en el mercado laboral. El impacto causado sobre la sociedad ha sido devastador. Por poner solo un ejemplo, Grecia solía tener la tasa de suicidios más baja de Europa. El año pasado los suicidios aumentaron un 40 por ciento. “Merkozy”, el FMI y la Comisión Europea en Bruselas han hecho de los griegos sus conejillos de indias y de Grecia un laboratorio de sus políticas bárbaras. La recesión, consecuencia directa de las políticas de austeridad y de las imposiciones de este pacto colonial llamado Unión Europea dejó como saldo el cierre de un tercio de las tiendas de Atenas y en las que están abiertas, casi nadie compra. En las calles la gente pide limosna como nunca antes se vio, familias enteras buscando en la basura, indigentes que duermen en las calles y cartoneros que recogen en las calles lo que sea. Las frías estadísticas también indican que el 30% de los griegos viven por debajo del umbral de la pobreza. El desempleo afecta a cerca del 22 % de la población y entre los jóvenes la situación es más grave, uno de cada dos no tiene trabajo. Su sueño consiste en irse del país. La desprotección de algunos sectores de la sociedad griega es enorme. Alrededor de medio millón de personas no reciben ningún tipo de ingreso, ni salarial ni asistencia social alguna. Es inmenso el odio hacia los políticos que llevaron al país, con recetas de sacrificio al pueblo. Ese odio es más fuerte contra la canciller Angela Merkel. “Como Hitler en su momento, Merkel sin armas, pretende ahora convertirnos en esclavos, para dominarnos y comprarnos a un precio irrisorio. Pero los griegos vamos a resistir como resistimos contra Hitler”, dice un abogado griego. Grecia fue elegida para ser el laboratorio de las políticas de austeridad, pero se ha rebelado con todas sus fuerzas contra aquellos que la hambrean y la humillan. Los griegos son conscientes de que existen dos posibilidades: recuperar la soberanía perdida en estos años de rigor salvaje impuesto desde afuera, diciendo no a la troika, o permanecer en esa “gran familia europea”, en la que los griegos, virtuales hijos pródigos, deben portarse de forma sacrificada y aceptar salarios de 300 euros por mes, pensiones de 150 euros y observar como Grecia se convierte en un countrie donde van a veranear los ricos de los países ricos.

Cambio de rumbo
Pero los griegos eligieron otro rumbo. La confrontación y el descontento popular se desplazaron de la calle a las urnas. Cansados de esa guerra encubierta contra la población, los griegos son conscientes que los primeros pasos para alejarse de un sistema político económico fracasado es la salida de ese pacto colonialista liderado por Merkel. No solo en Grecia, sino en toda Europa está creciendo el movimiento contra la austeridad y los ajustes impuestos por Alemania. Grecia podría estar a punto de dar esos primeros pasos en medio de las ruinas. El partido de izquierda radical Syriza, liderado por el joven Alexis Tsipras es la nueva estrella de la política y parte ampliamente como favorita en las elecciones del 17 de Junio. Con un 16.8 % se convirtió en la fuerza más votada en las pasadas elecciones. Este líder aseguró que en caso de ganar no respetará los compromisos adquiridos por el anterior gobierno al considerar que ponen de rodillas a su país, hipotecan por décadas e imponen unos ajustes sociales brutales e injustos. Tsipras se comprometió durante su campaña a impulsar una auditoría ciudadana de la deuda griega, que considera ilegítima. Syriza ambiciona ahora no solamente a convertirse en el primer partido de Grecia en las elecciones, sino sobre todo, poder formar un gobierno de izquierdas que contenga las medidas de austeridad, repudie la deuda y elimine a la troika del país. Syriza nace en el 2004 y está formada por la alianza de Synaspismo (coalición), un partido reformista de izquierdas con un vago origen de extrema izquierda que abarca casi todo el espectro del trotskismo, del ex maoísmo y del “movimientismo”. Si se forma allí un nuevo gobierno contrario a la austeridad, la presión que recibirá para impedírselo será inmensa. En caso de la imposibilidad de salir de la eurozona, el dirigente de la coalición de izquierda presionará tanto como sea posible para que el establishment alemán y Bruselas acepten un “cambio de tuerca”. Esto podría significar distintas medidas tales como una intervención más decidida del Banco Central Europeo, no ya prestando a los bancos y aceptando títulos de deuda como garantía, sino comprando directamente títulos de las deudas de los distintos Estados, la aceptación de algún tipo de plan de eurobonos para alivianar la carga de la deuda, que el BCE autorice un cierto nivel de inflación que les permita a las economías del sur de Europa recobrar cierta competitividad a costa de la conocida “ilusión monetaria” keynesiana, como la aplicación de algún tipo de impuestos sobre el sector financiero. Las posibilidades de que todas las partes negocien una solución a lo largo de los próximos meses y Grecia siga siendo miembro del euro son bajas. Aunque el resultado es incierto y depende de procesos políticos, incluso en el supuesto caso de que Grecia sortee los próximos meses y salga del periodo electoral siendo miembro del euro (algo improbable), la crisis no estará resuelta. La deuda pública superará cualquier otra consideración y, sin ninguna esperanza realista de devolución de la deuda y con una economía hecha trizas, el asunto de su permanencia en el euro simplemente reaparecerá. A pesar de que los líderes del G-8, reunidos en Camp David afirmaron “su interés en que Grecia permanezca en la eurozona”,  los expertos de la llamada “troika” habrían concluido, según un  documento secreto publicado por la web italiana Linkiesta  y recogido por el diario español ABC, que “ Atenas no sólo no podrá hacer frente a sus obligaciones financieras, sino que, además, sufrirá una “fuerte devaluación interna”, una significativa caída de precios y de salarios en los próximos años“. Así, según la agencia EFE, se prevé que la deuda pública del país heleno ascenderá hasta el 172,7 % del producto interior bruto (PIB), unos 381.200 millones de euros para el 2012, existiendo el temor de que podría pasar del default (incumplir sus pagos) a la quiebra.

Francia como “salvadora” del euro
El predominio del sector financiero sobre la economía de los países periféricos (y también centrales) costó caro al menos a 17 políticos y gobiernos relevantes de la Unión Europea en lo que va desde el 2010. El feroz pacto fiscal impulsado por el gobierno alemán que obligó a los países de la eurozona a adoptar brutales ajustes y severas políticas de austeridad, que como siempre la pagan los más humildes no es más que una medida urgente para pagar a sus principales acreedores: los bancos alemanes. Los pueblos sienten sobre sus espaldas los interminables sacrificios que les impone el gastado modelo de la dictadura de los mercados y la troika, a los cuales se han doblegado los gobiernos. Los europeos están convencidos que la dictadura económica de la Unión Europea es la culpable de sus desgracias y lo demuestran en las urnas votando a los partidos con una clara posición anti-europeísta. Para muestra un botón: el ascenso de Marine Le Pen y de la ultraderecha europea allá donde el votante no encuentran alternativas anti-europeístas de la izquierda. Sin embargo, los amos del universo parecen haberse dado cuenta que el pueblo soporta algunos aprietos pero que se resiste y pelea si lo ahorcan. Como para calmar esa situación y cambiar algo para que todo siga igual, entra en escena la siempre cortesana socialdemocracia. Hollande llega pisando fuerte  para “reorientar la construcción europea” lo que se puede leer como una bofetada a las políticas de mano dura impulsadas por Merkozy y de alguna manera crear una barrera de contención para continuar con el caduco modelo capitalista. Para Hollande la disciplina fiscal, impuesta por la todopoderosa Merkel, no sirve de nada si no permite un desarrollo de la economía. Su postura nada más entrar en el Elíseo fue condicionar la aprobación de más recortes y austeridad de Merkel si no van acompañadas de un pacto de crecimiento. Algunos analistas sostienen que Hollande presentará batalla aparente hasta las elecciones legislativas francesas en junio, y que después cederá. Después de todo pertenece al sector cínico, a los habituados a una política que rompe promesas electorales. A pesar de la reticencia inicial de aceptar la senda del crecimiento, la canciller germana suavizó su postura al reconocer que se necesita tanto ajuste como crecimiento para superar la crisis de deuda de la eurozona. Crecimiento económico es el lema más repetido con el que Hollande pretende sostener un sistema que hace aguas por todas partes. Para conseguir este desafío, una de las medidas económicas supone la movilización de fondos estructurales para financiar reformas de los mercados laborales y de producción. Y en un intento desesperado por reactivar la economía apela al presupuesto de la UE para financiar proyectos de infraestructura. Otra venda más en el sistema que sufre de enfermedad crónica.  Hollande apela a que el BCE debería tratar directamente con las naciones europeas en lugar de prestar a 1% para que los bancos hagan su agosto prestando a Estados individuales a una tasa mucho más elevada. Quiere aprobar ya mismo un impuesto a las transacciones financieras, FTT (por sus siglas en inglés). Y quiere que el Banco Europeo de Inversiones otorgue créditos a las compañías. Declaró también que anticipará la retirada de sus tropas de Afganistán en la misión dentro de la OTAN que resultó una derrota de este multinacional ejército colonialista. El presidente de Francia pretende dar un color distinto a la Europa, conformada y limitada en sus cimientos a ser un gran mercado. Uno de sus retos mayores para la supervivencia del sistema económico radica en la necesidad de controlar los límites a la globalización ya que es consciente de que su principal enemigo es el sector financiero. Otra de sus medidas que lo llevó al triunfo fue la promesa de lograr una imposición más elevada de las rentas familiares más elevadas. Aunque algunos analistas consideran que el alto nivel de la deuda pública francesa y la debilidad de su sector bancario no le permitirían alcanzar unos utópicos objetivos de mayor justicia social puesto que los llamados mercados internacionales se opondrían con contundencia. El diario The Economist plantea la posible introducción de “medidas políticas más proteccionistas” que podrían conducir incluso a una salida del euro.

La dictadura económica alemana
Merkel, una de las pocas supervivientes del batacazo que sufrieron los gobiernos de turno en Europa, por arrodillarse frente a los dictados de Europa, sean de derecha o de izquierda, no tiene un futuro político muy prometedor. Perdió más de una docena de elecciones regionales y seguirá en el poder otros 14 meses hasta los comicios generales que muy probablemente ganen los socialdemócratas, compañeros de viaje de Hollande. La última elección regional que perdió fue en la fuertemente urbanizada Renania del Norte-Westfalia, –la cuarta concentración urbana de Europa, después de Londres, París y Moscú– que ahora sufre desindustrialización y alto desempleo. Y esto después de perder en la rural Schleswig-Holstein, cerca de la frontera danesa. El corazón del “milagro alemán”, que es como comúnmente llamaron algunos economistas aduladores del capitalismo al dominio alemán, es –predeciblemente– la desregulación del mercado del empleo, siempre contra los intereses de los trabajadores. Eso implica un tsunami de empleos a tiempo parcial, “contratos no tradicionales” y subcontratación. Eso significa masas de trabajadores no elegibles para bonificaciones o para la participación en los beneficios, en combinación con una reducción de los pagos por jubilación y pensiones. La consecuencia gráfica ha sido que Alemania sea el actual campeón europeo de la creciente desigualdad. La política regional alemana está directamente vinculada a la industria bancaria. Aunque existe una alta interrelación entre el sector industrial, el comercial y el financiero, la banca es la culpable de la combinación actual de producción débil y deuda alta en los estados europeos. Bancos y exportadores son la columna vertebral del euro,  ya que los bancos son el sistema nervioso del capitalismo actual. Esto sería imposible sin un control del estado por parte de los bancos, debido a que el estado es el alma del capitalismo y el neoliberalismo, como sostiene Costas Lapavitsas. Los estados, al servicio de los bancos, salvan a estos, al mismo tiempo que se hunden a sí mismos. Sin embargo, el periodista y analista político Pepe Escobar sostiene que los Amos del Universo en Europa son en realidad el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), un lobby que representa a 450 de los mayores bancos del mundo. Obtiene un asiento privilegiado en cada cumbre europea significativa. Los “funcionarios” de la UE y del FMI consultan realmente a los Amos sobre cuánto debería pagar un país –como Grecia– para terminar con sus problemas. “El comisionado de Europa para asuntos económicos, Olli Rehn, es un sirviente certificado de los Amos. Obviamente los dirigentes de la UE no admitirán jamás que en realidad está controlada por un cártel de banqueros”, señala de forma categórica el analista político. Otros analistas económicos consideran que la crisis que derrumba a esa construcción ficticia llamada Unión Europea se debe, entre otros fallos, a la falta de una imprescindible unificación política, de políticas económicas, fiscales y sociales, con una política exterior y de defensa comunes. Sin embargo, son incapaces de ahondar en las verdaderas causas del hundimiento europeo. La crisis actual, peor que la que arrasó a media humanidad en 1929, no es solo una crisis económica ni política sino que comprende todos los aspectos del sistema que condiciona la vida de los seres humanos. No hay salidas tranquilizadoras para una de las peores crisis de la historia en la que empiezan a despuntar elementos de polarización política y en la que cualquier estrategia diseñada por los dueños del universo va a estar orientada a descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, preparando nuevas y peores catástrofes. En un panorama de contexto internacional de dominación multipolar que deja un destrozo impresionante del nivel de vida en algunos países y condena a la desesperación a millones de personas, la respuesta para terminar con este monstruo creado por la ambición de los dueños de la humanidad no es fácil. Pero los pueblos empiezan a despertarse (algunos lentamente, otros de forma brusca) para terminar con estos enemigos de los pueblos. 


*Nota publicada en la revista bonaerense La Maza

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