martes, 10 de enero de 2012

Conversaciones con Ñora I (La aparición)

La primera vez que Ñora entró en mi vida yo tenía unos 15 años. Llegó como una tempestad y se fue de la misma forma. Con el tiempo me acostumbré a su llegada inesperada. A veces, se quedaba largo tiempo, otras (las más) se evaporaba como el humo del cigarrillo. Siempre entraba sin tocar la puerta, intempestuosa como ella sola, se sentaba de cara a la luz de la ventana y se quedaba mirándome fijamente a los ojos, entonces no había escapatoria. Se introducía en todos los rincones del alma y palpaba las paredes del sentimiento como el minero en busca del metal.

Había noches que no me dejaba dormir y a pesar de mi ruego continuaba con su taladro de preguntas. A veces, yo la mandaba al carajo, otras tantas, ella hacía lo mismo conmigo. Casi siempre buscaba los momentos de soledad para incordiarme, aunque de un tiempo acá, no respeta ni cuando estoy acompañado. Eso me ha cambiado, en parte por ella, claro está, porque como dice el dicho, la costumbre se vuelve necesidad. Y ahora es para mi como la mala amante, no puedo vivir con ella pero sin ella tampoco. Aprovecho para escribir esto porque está dormida, en otro post ya transcribiré nuestras conversaciones, si a ella le da la gana, claro.

2 comentarios:

diana moreno dijo...

me gusta el lado literario de este blog. lo tengo que confesar.
un relatillo con mucho misterio!
a seguir, y ya te iré ojeando más. besos from los madriles.

Fernando Chamorro dijo...

Ñora va a dar mucho de que hablar creo yo. Habrá que seguir escuchándola. Besos desde Buenos Aires.