
La UE en el
precipicio
La brutalidad de los ajustes y la muy proclamada receta de
austeridad impuesta por el gobierno alemán al resto de los países de la Unión
Europea con el objetivo de salir del fango, no ha tenido
más que un efecto
contrario en la economía de los estados, que cargan los destrozos, como siempre
, en las espaldas del pueblo. La crisis europea que nació como crisis de la
periferia, ahora se está moviendo hacia los países centrales. La causa más
profunda, según Costas Lapavitsas, economista marxista, es “la estructura del
sistema monetario europeo que genera diferencias entre los países centrales y
periféricos”. El colapso económico que
es más evidente en los países periféricos y emergentes, previsiblemente acabará
generando la desmembración de la actual Unión Europea y su sustitución por
una constelación de países satélites dentro de la órbita de la alianza
franco-alemana. A pesar de que en los últimos meses el Banco Central Europeo
inyectó liquidez a los bancos por un billón de euros, esa inyección masiva de
liquidez, estuvo lejos de convertirse en nuevos créditos que actúen como estímulo
a la economía de la Eurozona logrando, sólo temporalmente contener un estallido
pero de ningún modo actuar sobre las tendencias recesivas que se instalan con
fuerza en Europa. Los violentos ajustes de corte neoliberal, aceleraron los
elementos recesivos no sólo en los países más débiles sino en el conjunto de
los miembros de la Eurozona que creció 0% durante el primer trimestre del año.
La economía italiana se contrajo 0,8% registrando 3 trimestres consecutivos de
crecimiento negativo del PBI, España se contrajo 0,3%, registrando 2 trimestres
consecutivos de caída, Grecia se contrajo nuevamente 6,2%, Francia registró un
crecimiento nulo y Alemania, con un insignificante crecimiento del 0,5%,
representa la economía más “fuerte” de la zona. Este nulo crecimiento se puede
percibir en que el desempleo alcanza
índices altísimos y la recesión golpea a casi la mitad de la eurozona. La
desocupación en Francia e Italia alcanza al 10 %; en Portugal, a más del 15 %;
en España al 25 % y en Grecia al 22 %. Esta situación en la que predomina la
recesión terminaría provocando por un lado fuertes crisis políticas como la que
actualmente se desarrolla en Grecia y por el otro, condiciones de insolvencia
bancaria como en España donde es muy probable un estallido financiero de
consecuencias extremas. Una de las causas de la crisis económica fue que durante los años de expansión del euro,
España y Portugal acumularon deudas inmensas del sector privado. Un boom
inmobiliario impulsó los préstamos hipotecarios, que a su vez elevaron el
aumento de los precios; hasta que hubo un momento en que más del 20 por ciento
de la fuerza de trabajo española estaba empleada en la construcción. Miles de familias cayeron en la trampa de
una las estafas mejor planificadas por el entramado político – financiero
español y se endeudaron en hipotecas muy por encima del valor real de las
propiedades. La deuda privada se disparó. Cuando llegó la quiebra, las
deudas se volvieron impagables. Los bancos españoles amenazan con desmoronarse,
el cuarto más importante, Bankia, ha sido nacionalizado silenciosamente y de
forma vergonzosa por el gobierno el mes pasado. Mientras tanto, Italia está
aquejada de un crecimiento bajo permanente y una deuda pública de 1,3 billones
de euros. También ha caído en la trampa. más que un efecto
España en caída libre
Como casi siempre, la lógica perversa del capitalismo
consiste en privatizar las ganancias y nacionalizar las pérdidas. Bankia, el
banco que cuenta con una cartera inmobiliaria de productos tóxicos, cuyas
casas, departamentos y promociones, figuran en la contabilidad sobrevaluados en
muchos casos en el 50 % ordenó al siempre dispuesto gobierno español un
inmediato rescate. Para “salvar” a Bankia el estado invirtió (por no decir,
regaló) vía el FROB (Fondo de restructuración ordenada bancaria) 12000 millones
de euros, aunque al parecer no es suficiente y el nuevo presidente de Bankia pidió
un rescate de 20.000 millones de euros, el doble de todo el recorte en sanidad
y educación. La cantidad total del “rescate” supone más de la mitad del ajuste
previsto en los Presupuestos Generales del Estado de 2012. Los bestiales
recortes que analizamos en el número anterior de LA MAZA, que afectan también a
la protección social, investigación, desarrollo e innovación y cultura, no
afectarán gravemente al presupuesto destinado para defensa. La deuda que
acumula el Ministerio de Defensa por la inversión en nuevos aviones de
combate, submarinos nucleares, fragatas y tanques ultramodernos por valor de 30
000 millones de euros es equivalente a la suma de los recortes impuestos por el
Gobierno para rebajar el déficit público. Como siempre, existen prioridades
para la malvada élite que gobierna España. A pesar de que el gobierno español
negó que esté condenada a la intervención y el rescate por el Banco Central
Europeo para poder salvar sus bancos, el presidente Rajoy pidió a las
autoridades comunitarias europeas que den un apoyo más explícito a su política
de recortes a fin de calmar a los
mercados y a las agencias de calificación de riesgo, que desconfían cada vez
más en el futuro de la economía española. Sin embargo y aun con la medida
aprobada para “salvar” a Bankia creció la desconfianza en el sector bancario
que lideró la caída de la Bolsa y no logró frenar la fuga de capitales,
cuestión que llevó al ministro de economía a solicitar al Banco Central Europeo
(BCE) un mayor respaldo en la compra de deuda española. Entre tanto la
nacionalización de Bankia provocó que sus clientes retiraran en pocos días más
de mil millones de euros. Krugman, el
nobel de economía, señaló que no sería nada extraño que en breve se produzca
una suerte de corralito en España. La desesperación de la golpeada
población española, ha hecho resurgir (si alguna vez estuvo callada) la voz de
los indignados con muchísima fuerza. La multitudinaria celebración del primer
aniversario de los indignados el 15 M en todo el estado español es una muestra
palpable de este hartazgo por la mano dura de las políticas antipopulares. La
resistencia al gobierno, que en caso de elecciones generales perdería, se
manifiesta con multitudinarias asambleas y comisiones que pasaron del debate a
la acción. La plataforma de afectados por la hipoteca es un caso emblemático. Desde
que se desató la crisis que afecta a miles de familias amenazadas por el
desahucio, la plataforma ha frenado decenas de desalojos. Cada vez plantean más
propuestas como la de crear un parque auto gestionado de viviendas, empezando
por un censo de pisos vacíos cuya propiedad se investigue y, tras estudiar el
caso, liberarlos para ponerlos “a disposición del pueblo”. El espíritu cada vez
más crítico y solidario de los españoles se ve reflejado en distintas acciones
sociales, a veces espontáneas, como la resistencia a los vergonzosos y racistas
controles policiales. El pueblo español, cada vez más consciente de quienes son
los enemigos se está preparando para grandes batallas.
Grecia o “Grexit”
El término “Grexit”,
una combinación de Grecia con exit,
salida en inglés, se acuñó para señalar la salida de Grecia de la eurozona. La economía griega se contrajo un 16 por
ciento en cinco años, mientras que el desempleo se ha disparado. Y la carga de
la deuda, lejos de contraerse, se hincha, habiendo pasado de ser del 130 por
ciento del PIB a finales de 2009 a en torno al 160 por ciento a día de hoy. Los
fondos de rescate, que ahora ascienden a 240.000 millones de euros destinados a
permitir que el Estado griego cumpla con las demandas de sus acreedores suponen
brutales recortes sociales que arrancan cada vez mayores sacrificios del pueblo
griego. La aprobación de las reformas estructurales y fiscales para modernizar
la Administración pública y la sanidad, mejorar el mercado laboral y adaptar la
presión fiscal a las circunstancias
(rebajar el IVA situado en la actualidad en el 23%,) son principios genéricos
que se traducirán en subidas de impuestos, reducción de funcionarios, supresión
de organismos públicos, recortes salariales y flexibilidad en el mercado laboral.
El impacto causado sobre la sociedad ha sido devastador. Por poner solo un
ejemplo, Grecia solía tener la tasa de
suicidios más baja de Europa. El año pasado los suicidios aumentaron un 40 por
ciento. “Merkozy”, el FMI y la Comisión Europea en Bruselas han hecho de
los griegos sus conejillos de indias y de Grecia un laboratorio de sus
políticas bárbaras. La recesión, consecuencia directa de las políticas de
austeridad y de las imposiciones de este pacto colonial llamado Unión Europea dejó
como saldo el cierre de un tercio de las tiendas de Atenas y en las que están
abiertas, casi nadie compra. En las calles la gente pide limosna como nunca
antes se vio, familias enteras buscando en la basura, indigentes que duermen en
las calles y cartoneros que recogen en las calles lo que sea. Las frías estadísticas también indican que
el 30% de los griegos viven por debajo del umbral de la pobreza. El
desempleo afecta a cerca del 22 % de la población y entre los jóvenes la
situación es más grave, uno de cada dos no tiene trabajo. Su sueño consiste en
irse del país. La desprotección de algunos sectores de la sociedad griega es
enorme. Alrededor de medio millón de personas no reciben ningún tipo de
ingreso, ni salarial ni asistencia social alguna. Es inmenso el odio hacia los
políticos que llevaron al país, con recetas de sacrificio al pueblo. Ese odio
es más fuerte contra la canciller Angela Merkel. “Como Hitler en su momento,
Merkel sin armas, pretende ahora convertirnos en esclavos, para dominarnos y
comprarnos a un precio irrisorio. Pero los griegos vamos a resistir como
resistimos contra Hitler”, dice un abogado griego. Grecia fue elegida para ser
el laboratorio de las políticas de austeridad, pero se ha rebelado con todas
sus fuerzas contra aquellos que la hambrean y la humillan. Los griegos son
conscientes de que existen dos posibilidades: recuperar la soberanía perdida en
estos años de rigor salvaje impuesto desde afuera, diciendo no a la troika, o
permanecer en esa “gran familia europea”, en la que los griegos, virtuales
hijos pródigos, deben portarse de forma sacrificada y aceptar salarios de 300
euros por mes, pensiones de 150 euros y observar como Grecia se convierte en un
countrie donde van a veranear los
ricos de los países ricos.
Cambio de rumbo
Pero los griegos eligieron otro rumbo. La confrontación y el
descontento popular se desplazaron de la calle a las urnas. Cansados de esa
guerra encubierta contra la población, los griegos son conscientes que los
primeros pasos para alejarse de un sistema político económico fracasado es la
salida de ese pacto colonialista liderado por Merkel. No solo en Grecia, sino en
toda Europa está creciendo el movimiento contra la austeridad y los ajustes
impuestos por Alemania. Grecia podría estar a punto de dar esos primeros pasos
en medio de las ruinas. El partido de izquierda radical Syriza, liderado por el
joven Alexis Tsipras es la nueva estrella de la política y parte ampliamente
como favorita en las elecciones del 17 de Junio. Con un 16.8 % se convirtió en
la fuerza más votada en las pasadas elecciones. Este líder aseguró que en caso
de ganar no respetará los compromisos adquiridos por el anterior gobierno al
considerar que ponen de rodillas a su país, hipotecan por décadas e imponen
unos ajustes sociales brutales e injustos. Tsipras
se comprometió durante su campaña a impulsar una auditoría ciudadana de la
deuda griega, que considera ilegítima. Syriza ambiciona ahora no solamente
a convertirse en el primer partido de Grecia en las elecciones, sino sobre
todo, poder formar un gobierno de izquierdas que contenga las medidas de
austeridad, repudie la deuda y elimine a la troika del país. Syriza nace en el
2004 y está formada por la alianza de Synaspismo (coalición), un partido
reformista de izquierdas con un vago origen de extrema izquierda que abarca
casi todo el espectro del trotskismo, del ex maoísmo y del “movimientismo”. Si
se forma allí un nuevo gobierno contrario a la austeridad, la presión que
recibirá para impedírselo será inmensa. En caso de la imposibilidad de salir de
la eurozona, el dirigente de la coalición de izquierda presionará tanto como
sea posible para que el establishment
alemán y Bruselas acepten un “cambio de tuerca”. Esto podría significar
distintas medidas tales como una intervención más decidida del Banco Central
Europeo, no ya prestando a los bancos y aceptando títulos de deuda como
garantía, sino comprando directamente títulos de las deudas de los distintos
Estados, la aceptación de algún tipo de plan de eurobonos para alivianar la
carga de la deuda, que el BCE autorice un cierto nivel de inflación que les
permita a las economías del sur de Europa recobrar cierta competitividad a
costa de la conocida “ilusión monetaria” keynesiana, como la aplicación de
algún tipo de impuestos sobre el sector financiero. Las posibilidades de que
todas las partes negocien una solución a lo largo de los próximos meses y
Grecia siga siendo miembro del euro son bajas. Aunque el resultado es incierto
y depende de procesos políticos, incluso en el supuesto caso de que Grecia
sortee los próximos meses y salga del periodo electoral siendo miembro del euro
(algo improbable), la crisis no estará resuelta. La deuda pública superará
cualquier otra consideración y, sin
ninguna esperanza realista de devolución de la deuda y con una economía hecha
trizas, el asunto de su permanencia en el euro simplemente reaparecerá. A
pesar de que los líderes del G-8, reunidos en Camp David afirmaron “su interés
en que Grecia permanezca en la eurozona”,
los expertos de la llamada “troika” habrían concluido, según un documento secreto publicado por la web
italiana Linkiesta y recogido por el
diario español ABC, que “ Atenas no sólo no podrá hacer frente a sus
obligaciones financieras, sino que, además, sufrirá una “fuerte devaluación
interna”, una significativa caída de precios y de salarios en los próximos
años“. Así, según la agencia EFE, se prevé que la deuda pública del país heleno
ascenderá hasta el 172,7 % del producto interior bruto (PIB), unos 381.200
millones de euros para el 2012, existiendo
el temor de que podría pasar del default (incumplir sus pagos) a la quiebra.
Francia como
“salvadora” del euro
El
predominio del sector financiero sobre la economía de los países periféricos (y
también centrales) costó caro al menos a 17 políticos y gobiernos relevantes de
la Unión Europea en lo que va desde el 2010. El feroz pacto fiscal impulsado
por el gobierno alemán que obligó a los países de la eurozona a adoptar
brutales ajustes y severas políticas de austeridad, que como siempre la pagan
los más humildes no es más que una medida urgente para pagar a sus principales
acreedores: los bancos alemanes. Los pueblos sienten sobre sus espaldas los
interminables sacrificios que les impone el gastado modelo de la dictadura de
los mercados y la troika, a los cuales se han doblegado los gobiernos. Los
europeos están convencidos que la dictadura económica de la Unión Europea es la
culpable de sus desgracias y lo demuestran en las urnas votando a los partidos
con una clara posición anti-europeísta. Para muestra un botón: el ascenso de
Marine Le Pen y de la ultraderecha europea allá donde el votante no encuentran
alternativas anti-europeístas de la izquierda. Sin embargo, los amos del
universo parecen haberse dado cuenta que el pueblo soporta algunos aprietos
pero que se resiste y pelea si lo ahorcan. Como para calmar esa situación y
cambiar algo para que todo siga igual, entra en escena la siempre cortesana
socialdemocracia. Hollande llega pisando fuerte
para “reorientar la construcción europea” lo que se puede leer como una
bofetada a las políticas de mano dura impulsadas por Merkozy y de alguna manera crear una barrera de contención para
continuar con el caduco modelo capitalista. Para Hollande la disciplina fiscal,
impuesta por la todopoderosa Merkel, no sirve de nada si no permite un
desarrollo de la economía. Su postura nada más entrar en el Elíseo fue
condicionar la aprobación de más recortes y austeridad de Merkel si no van
acompañadas de un pacto de crecimiento. Algunos analistas sostienen que Hollande presentará batalla aparente hasta las
elecciones legislativas francesas en junio, y que después cederá. Después de
todo pertenece al sector cínico, a los habituados a una política que rompe
promesas electorales. A pesar
de la reticencia inicial de aceptar la senda del crecimiento, la canciller
germana suavizó su postura al reconocer que se necesita tanto ajuste como crecimiento
para superar la crisis de deuda de la eurozona. Crecimiento económico es el lema más repetido con el que Hollande
pretende sostener un sistema que hace aguas por todas partes. Para
conseguir este desafío, una de las medidas económicas supone la movilización de
fondos estructurales para financiar reformas de los mercados laborales y de
producción. Y en un intento desesperado
por reactivar la economía apela al presupuesto de la UE para financiar
proyectos de infraestructura. Otra venda más en el sistema que sufre de
enfermedad crónica. Hollande apela a
que el BCE debería tratar directamente con las naciones europeas en lugar de
prestar a 1% para que los bancos hagan su agosto prestando a Estados individuales
a una tasa mucho más elevada. Quiere aprobar ya mismo un impuesto a las
transacciones financieras, FTT (por sus siglas en inglés). Y quiere que el
Banco Europeo de Inversiones otorgue créditos a las compañías. Declaró también
que anticipará la retirada de sus tropas de Afganistán en la misión dentro de
la OTAN que resultó una derrota de este multinacional ejército colonialista. El presidente de Francia pretende dar un
color distinto a la Europa, conformada y limitada en sus cimientos a ser un
gran mercado. Uno de sus retos mayores para la supervivencia del sistema
económico radica en la necesidad de controlar los límites a la globalización ya
que es consciente de que su principal enemigo es el sector financiero. Otra de
sus medidas que lo llevó al triunfo fue la promesa de lograr una imposición más
elevada de las rentas familiares más elevadas. Aunque algunos analistas
consideran que el alto nivel de la deuda pública francesa y la debilidad de su
sector bancario no le permitirían alcanzar unos utópicos objetivos de mayor
justicia social puesto que los llamados mercados internacionales se opondrían
con contundencia. El diario The Economist
plantea la posible introducción de “medidas políticas más proteccionistas” que
podrían conducir incluso a una salida del euro.
La dictadura económica alemana
Merkel, una de las pocas supervivientes del
batacazo que sufrieron los gobiernos de turno en Europa, por arrodillarse
frente a los dictados de Europa, sean de derecha o de izquierda, no tiene un
futuro político muy prometedor. Perdió más de una docena de elecciones
regionales y seguirá en el poder otros 14 meses hasta los comicios generales
que muy probablemente ganen los socialdemócratas, compañeros de viaje de
Hollande. La última elección regional que perdió fue en la fuertemente urbanizada Renania del
Norte-Westfalia, –la cuarta concentración urbana de Europa, después de Londres,
París y Moscú– que ahora sufre desindustrialización y alto desempleo. Y esto
después de perder en la rural Schleswig-Holstein, cerca de la frontera danesa. El
corazón del “milagro alemán”, que es como comúnmente llamaron algunos
economistas aduladores del capitalismo al dominio alemán, es –predeciblemente–
la desregulación del mercado del empleo, siempre contra los intereses de los
trabajadores. Eso implica un tsunami de empleos a tiempo parcial, “contratos no
tradicionales” y subcontratación. Eso significa masas de trabajadores no
elegibles para bonificaciones o para la participación en los beneficios, en
combinación con una reducción de los pagos por jubilación y pensiones. La consecuencia gráfica ha sido que
Alemania sea el actual campeón europeo de la creciente desigualdad. La
política regional alemana está directamente vinculada a la industria bancaria.
Aunque existe una alta interrelación entre el sector industrial, el comercial y
el financiero, la banca es la culpable de la combinación actual de producción
débil y deuda alta en los estados europeos. Bancos y exportadores son la
columna vertebral del euro, ya que los
bancos son el sistema nervioso del capitalismo actual. Esto sería imposible sin
un control del estado por parte de los bancos, debido a que el estado es el
alma del capitalismo y el neoliberalismo, como sostiene Costas Lapavitsas. Los estados, al servicio de los bancos,
salvan a estos, al mismo tiempo que se hunden a sí mismos. Sin embargo, el periodista y analista político Pepe Escobar
sostiene que los Amos del Universo en
Europa son en realidad el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), un lobby que representa a 450 de los
mayores bancos del mundo. Obtiene un asiento privilegiado en cada cumbre
europea significativa. Los “funcionarios” de la UE y del FMI consultan
realmente a los Amos sobre cuánto debería pagar un país –como Grecia– para
terminar con sus problemas. “El comisionado de Europa para asuntos económicos,
Olli Rehn, es un sirviente certificado de los Amos. Obviamente los dirigentes
de la UE no admitirán jamás que en realidad está controlada por un cártel de
banqueros”, señala de forma categórica el analista político. Otros analistas
económicos consideran que la crisis que derrumba a esa construcción ficticia
llamada Unión Europea se debe, entre otros fallos, a la falta de una
imprescindible unificación política, de políticas económicas, fiscales y
sociales, con una política exterior y de defensa comunes. Sin embargo, son
incapaces de ahondar en las verdaderas causas del hundimiento europeo. La crisis actual, peor que la que arrasó a
media humanidad en 1929, no es solo una crisis económica ni política sino que
comprende todos los aspectos del sistema que condiciona la vida de los seres
humanos. No hay salidas tranquilizadoras para una de las peores crisis de
la historia en la que empiezan a despuntar elementos de polarización política y
en la que cualquier estrategia diseñada por los dueños del universo va a estar
orientada a descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores,
preparando nuevas y peores catástrofes. En un panorama de contexto internacional
de dominación multipolar que deja un destrozo impresionante del nivel de vida
en algunos países y condena a la desesperación a millones de personas, la
respuesta para terminar con este monstruo creado por la ambición de los dueños
de la humanidad no es fácil. Pero los pueblos empiezan a despertarse (algunos
lentamente, otros de forma brusca) para terminar con estos enemigos de los
pueblos. *Nota publicada en la revista bonaerense La Maza
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