
Carapirú (así se llama el protagonista) es encontrado por un antropólogo a dos mil kilómetros del lugar donde vivía y es llevado a Brasilia, donde los medios de comunicación se lo rifan como si de un mono de feria se tratase. El film traspasa la línea del documental clásico y con un lenguaje narrativo que mezcla realidad y ficción relata la odisea que pasa Carapirú hasta encontrarse nuevamente con los sobrevivientes de su comunidad, entre ellos, un hijo.
El documental empieza con una imagen idílica en donde la comunidad convive en armonía con la naturaleza: niños jugando en un río, vegetación abundante… Pero termina con la verdadera realidad a la que están empujados por el “progreso” y la “civilización” muchos pueblos originarios: niños barrigones piernitas de palo, perros raquíticos una y otra vez golpeados, hombres y mujeres con ropas viejas y gastadas. La miseria concentrada en reservas.
2 comentarios:
La civilización, el progreso se nos dice que es el futuro y el bienestar, ¿Pero de quién? Quizás de aquellos que hagan inversiones inmensas en hacer que miremos a otro lado, con métodos cada día mas creativos, eficaces y creando mas pobreza y división entre el pueblo para que su guion sea más llevadero, conde la mayoría seamos unos desgraciados y ellos tengan la perpetuidad del final feliz.
Es bueno que documentales de este tipo nos muestren la realidad, que no es solo de una comunidad si no, de la mayoría de personas, pero siempre sufren unos más que otros y no hace falta decir quién.
Es un documental muy interesante! Y lo interesante y lo que más me llamó la atención es cómo durante la filmación ellos volvieron a ser ellos. El cine les devolvió lo que perdieron. El bicho humano, parece, actúa según donde se encuentre, así que crear el contexto donde pueda vivir en paz con la naturaleza es el gran desafío.
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