Cuando José Arcadio Buendía descubrió la fórmula para transmutar los metales en oro y mostró a su hijo el resultado de su experimento, éste le dijo: "parece mierda de perro".
Otto, un adolescente anarquista de ochenta años que recorrió el mundo una vez y media, cuenta que cuando anduvo por Quito, un amigo suyo y él, entraban a las cloacas: "no sabés la cantidad de joyas de oro que encontrábamos", me dice.
Los niños, al parecer, al igual que el hijo del patriarca de la familia Buendía, confundían el oro con la mierda y la depositaban en el único lugar que corresponde: la taza del baño.
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2 comentarios:
muy bueno. muy idealista, eso sí, jeje. la anécdota del "adolescente anarquista", estupenda.
Si lo conocieras a Otto te quedarías fascinada. Parece un personaje mezcla de Herman Hesse y Bukowski.
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