En la casa existía la leyenda de que si uno muere luego regresa a buscar los pasos por donde anduvo.
El cronopio medita sobre el momento cuando la mechona toque su puerta y lo invite a su humilde morada.
Es entonces cuando surge la desazón ante el cumplimiento de tal sentencia.
El cronopio se plantea la razón práctica de tal empresa y solo de imaginarse tal acometido le da pereza morirse.